Un mundo más allá de la manzana.
Una experiencia llena de sabor europeo.
Manzana cortada sobre tabla, al fondo cuenco con manzanas, dos personas y manos que toman una manzana
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Recetas para probar

Buena y saludable

Los nutricionistas consideran la manzana un fruto con matrícula de honor, ya que es uno de los frutos con menor aporte calórico. De hecho, una manzana de tamaño mediano (200 gramos) aporta solo 89 calorías (fuente: Fundaciòn Espanola de la Nutricion). Esto se debe principalmente a su combinación de bajo contenido en grasas (0,2%) y alto contenido de agua, que representa más del 86% del peso de la fruta, lo que la hace extremadamente refrescante. El consumo de manzanas es, por lo tanto, especialmente útil para quienes no alcanzan fácilmente los dos litros de agua al día recomendados.

Descubre consejos para una dieta sana y correcta

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Hombre huele una manzana
Refuerzo del sistema inmunológico
Las manzanas son verdaderas «bombas de vitaminas». Con solo una manzana, se puede alcanzar hasta el 15% de la vitamina C necesaria en un día, un antioxidante esencial que también apoya el sistema inmunológico.
Tabla con manzana en rodajas en primer plano, al fondo cuenco de manzanas y montañas
Hidratación asegurada
Gracias a su alto contenido de agua, las manzanas son realmente refrescantes y ayudan a mantener un nivel adecuado de hidratación, especialmente para los que tienen dificultad para beber regularmente.
Hombre oliendo una manzana, en primer plano manzanas frescas, una cortada y otra entera
Saciedad y control del apetito
La combinación de alto contenido de agua y fibra, junto con su bajo contenido calórico, hace que las manzanas aumenten la sensación de saciedad. Consumir manzanas, de hecho, puede retrasar la sensación de hambre y reducir la probabilidad de comer entre horas con demasiada frecuencia.
Cuenco con manzanas frescas variadas sobre mesa de madera, montañas visibles detrás
Efecto prebiótico
La fibra alimenta la microbiota intestinal, favoreciendo un crecimiento equilibrado y sano de esta población bacteriana, fundamental para diversas funciones inmunitarias y metabólicas.
Preparación culinaria con manzanas frescas destacadas en el plato
Control de la glucemia
La fibra insoluble presente en las manzanas ayuda a reducir y ralentizar la absorción de azúcares, facilitando el control de los niveles de glucosa en sangre y previniendo picos glucémicos perjudiciales.
Mujer sostiene una manzana roja en la mano y observa un cuenco con más manzanas frescas
Control del colesterol
La pectina, particularmente abundante en las manzanas deshidratadas, puede contribuir a reducir los niveles de colesterol en sangre, promoviendo la salud cardiovascular.
Plato con manzanas frescas, detalle de la comida en primer plano
Apoyo a la digestión
La fibra típica de las manzanas, como la pectina y la celulosa, junto con los ácidos frutales, favorece una buena digestión y el bienestar intestinal.
Mujer acercando la nariz a una manzana
Efecto piel reluciente
Los elementos antiinflamatorios presentes en la manzana ayudan a combatir las impurezas cutáneas, favoreciendo una piel más sana y luminosa.
Primer plano de una manzana roja en una mano, al fondo borroso un cesto con manzanas frescas
Salud dental
Los ácidos frutales y la fibra de las manzanas ayudan a prevenir la formación de caries y a mantener la boca sana.
Manzana cortada sobre tabla de madera en primer plano, cuenco con manzanas variadas y montañas al fondo
¿Mejor con o sin piel?
El contenido en vitaminas cambia según la variedad, el nivel de maduración, el momento de la cosecha y las modalidades de conservación. También la forma de consumo puede influir en el aporte de vitaminas: la piel es rica en vitaminas, por esta razón, las manzanas no deberían pelarse.